Unidad de Astronomía participó en importante descubrimiento sobre asteroide

charikloringsUn equipo internacional de investigadores, liderados por el astrónomo Felipe Braga-Ribas (Observatório Nacional/MCTI, Río de Janeiro, Brasil), ha utilizado diversos telescopios ubicados en Sudamérica para realizar un sorprendente descubrimiento en el Sistema Solar exterior: nada menos que la confirmación del primer sistema de anillos alrededor de un asteroide. La Unidad de Astronomía de la Universidad de Antofagasta fue una de las dos únicas instituciones chilenas que tuvieron el orgullo de participar en este importante hallazgo, publicado online en la revista Nature este 26 de marzo.El asteroide (10199) Chariklo es el más grande integrante de una clase de asteroides conocidos como Centauros, orbitando entre Saturno y Urano en el Sistema Solar exterior. A través de observaciones coordinadas desde distintos puntos de Sudamérica, que incluyeron a trece telescopios desde siete distintas ubicaciones, fue posible detectar la ocultación de la estrella UCAC4 248-108672 por parte de Chariklo, el día 3 de junio de 2013.

Este evento, en el cual la estrella se «desvaneció» por unos momentos, permitió a los investigadores encontrar mucho más de lo que esperaban.  Unos pocos segundos antes, y luego unos pocos segundos después de la ocultación principal, tuvo lugar un breve descenso en el brillo aparente de la estrella, ¡indicando que «algo» en torno a Chariklo estaba ocultando su luz! Al comparar lo observado desde distintas ubicaciones, el equipo pudo no sólo reconstruir la forma y tamaño del objeto sino también la forma, ancho, orientación y otras propiedades del nuevo sistema de anillos descubierto. En concreto, se trata de un sistema confinado de 2 finos anillos de sólo siete y tres kilómetros de ancho, separados por nueve kilómetros.

De esta manera, (10199) Chariklo se convierte en el más pequeño objeto confirmado en tener anillos y sólo el quinto cuerpo en el Sistema Solar (luego de los mucho mayores Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) en poseer esta característica. Si bien el origen de estos anillos sigue siendo un misterio, éstos tal vez se formaron como el resultado de una antigua colisión que generó un disco de restos. Los anillos podrían probar ser un fenómeno que posteriormente conduzca a la formación de un pequeño satélite, en una secuencia de eventos que a una escala mucho mayor, podría explicar el nacimiento de nuestra propia Luna en las primeras etapas del Sistema Solar, así como de otros satélites.

Los resultados se encuentran desde hoy publicados online en la revista Nature.
Referencias:
Paper publicado en Nature
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Crédito imagen: ESO/L. Calçada/M. Kornmesser/Nick Risinger